¿Y quién teme a quién?
¡Oh, pobre ingrato indignado!
-Créeme, yo soy.
-Pero los recuerdos me hacen daño.
-En una calle.
-Hambre, frío, miedo.
-No temas.
-No puedo.
-Los magos ya están muertos. Tocaré algo.
-La música ya no funciona.
-...
-Solo puedo pedir perdón.
-Entonces estás roto.